Art. de opinión de José Fernando Martínez (Charly)

25 años en el IES Vinalopó

En 1990 entré como  profesor de inglés interino al entonces Instituto de FP de Novelda, actual IES Vinalopó. Durante ese curso realicé un master de traducción específica, el primero que se hacía en la Universidad de Alicante, aprobé las oposiciones y me casé. Todo el lote en unos meses de intenso trabajo y felicidad.

Cuando le comenté a alguien que había conseguido la vacante en mi pueblo, y en concreto este centro, me dio el pésame: «No te amargues», dijo con una sonrisa de gato de Cheshire. Como pude comprobar más adelante, el centro tenía una especie de maldición popular que ha costado muchos años y esfuerzo quitarle de encima.

Por fortuna, ahora es uno de los mejores de la comunidad en excelencia educativa. Y cuando hablo de excelencia no me refiero a que tenemos los mejores resultados de la Comunidad Valenciana, sino a que, acostumbrados a la adversidad de aquellos primeros años y a los desafíos de las edades difíciles, nos hemos especializado y hemos sido pioneros en programas especiales para recuperar al alumno problemático, aquel que abandona, el que engorda el fracaso escolar y el paro, el que sufre problemas familiares, sociales e intelectuales.

Por supuesto, nada de esto ha ido en detrimento de que solemos llamar «los buenos», capacitados e inteligentes y con el viento y sus familias a favor, que han triunfado como se merecían y han tenido mayor apoyo, si cabe, por parte de sus profesores. Lo que pasa es que este trabajo, el de recuperar al «perdido», no es noticia; es un trabajo anónimo, sin estadísticas ni premios, únicamente aquellos que se lleva cada profesor en su conciencia. Lo saben también los padres de aquellos alumnos que habían fracasado en otros centros y se abrieron camino en el nuestro, gracias al trabajo de sus profesores en coordinación con los padres, con metodologías sistémicas, paciencia y escuchar, sobre todo saber escuchar, hasta cuando no nos hablan. Pero este tipo de actos «heroicos» son siempre silenciosos e invisibles, con el tiempo se olvidan y solo queda la satisfacción personal que también se olvida si tienes la mente muy ocupada en los problemas presentes.

Durante tres años fui Jefe de Estudios y fue mi cabezonería la que acabó con unas borregadas que se hacían a principio de curso y que llevaban tiempo realizándose, pese a estar prohibidas. Durante 17 años he sido Vicedirector, coordinando, además de las clases, las actividades complementarias y extraescolares. He luchado contra el bullying, contra el burnout y contra el mobbing, no sin desgaste: he tenido que aprender a hacer de tripas corazón y no llevarme el trabajo a la cama. No puedo evitar estar de parte del débil; esto lo aprendí de mi padre y del tiempo en que trabajó en la Fábrica de la Goma, y de cuando enseñaba a leer y a escribir a unos jóvenes, por pura simpatía, en casa, cuando yo era niño y miraba extrañado esas cosas tan tristes, como que gente tan mayor no supiera leer.

Algunos de mis alumnos son hijos de mis viejos alumnos. Desde un principio tenía claro que si tenía que trabajar para formar personas sería en mi pueblo. Este detalle obliga a ser mejor, o intentarlo de manera más comprometida, noblesse oblige. Ya sé que los padres te paran por la calle y los alumnos te los encuentras por todas partes, pero a mí no me importa, ni me disgusta, todo lo contrario.

Para celebrar estos 25 años me voy a presentar a Director del IES Vinalopó. En ese momento tendré 55 y creo que tengo la suficiente experiencia y perspectiva histórica para manejar esta comunidad tan compleja que es el instituto, en el que están implicados alumnos, padres y profesores. Este es mi sueño de sal: dirigirlo y mejorarlo, todo lo posible, en mis últimos años de docencia.

Sé que no he sido un buen profesor para algunos, para otros creo que sí, según me dicen cuando me encuentran. A todos os deseo el mejor de los futuros y confío en haber sido, al menos, inspirador.

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7 COMENTARIOS

  1. Un abrazo virtual por esos «25 años» y me consta que los chavales que te llaman «¡¡Charly!!»para saludarte por la calle ,lo hacen con cariño y eso no tiene precio.Ojala que veas este tu Sueño de Sal,hecho realidad.

  2. Yo no he sido alumno tuyo porque ni vivo en tu pueblo y además se sobrepaso en 15 años la edad, pero si que lo soy en el aula del GFP, y ya conozco tu carácter y tu temple, además muestras tu sapiencia en cada clase que nos das en el tema de la fotografía, de su historia y la de los grandes fotógrafos mundiales de siempre, puedo atestiguar que tu forma de enseñar, ha cambiado las perspectivas que de la fotografía, teníamos muchos de nosotros y por supuesto nos ha servido y nos servirá para aumentar nuestros conocimientos en la materia. personalmente te lo agradezco de todo corazón y creo que todo el grupo y no somos pocos se que piensan de la misma manera que yo. Gracias Charly, y a trinfar en tu camino de docencia porque en el de la amistad ya lo has hecho. Un abrazo.

  3. Después de lo que te ha dicho Almarcha, poco me queda por añadir. Salvo que ahora que vas a ser Director, cuando te sumerjas en las procelosas aguas de la burocracia no dejes de ver nunca la realidad de «tu centro» y la «tus alumnos». ¡Avanti toda!

    Aprovecho para darte un gran abrazo.

    Uno de los muchos amigos que has hecho en Petrer. Es un lujo contar contigo cómo fotógrafo, cómo docente y cómo ser humano.

  4. Muchas gracias, amigos por vuestro apoyo. Mañana defiendo mi proyecto frente a la junta evaluadora. Estoy tranquilo.

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